domingo, 11 de septiembre de 2016

Menos es más?

El problema con la sinceridad es que la echamos en falta cuando ya se ha perdido hace mucho tiempo. Supongo que es de las cosas en las que necesitas distancia para ver el puzzle completo  y notar los espacios vacíos que se llenan con las frases oídas, recordando casi sin querer, que funcionan como confesiones. Sí, porque el alma se confiesa y nos delata por regocijo o por culpa.
Siempre te dicen que después de los veinticinco los amigos se van restando. Pensé que eso me sucedería con la suavidad y sabiduría propia de los años, que nos pone expresiones fijas en el rostro al mismo tiempo que nos va sacando de a poco las canas. Nunca imagine que seria más parecido a un balde de agua fría mientras caminas por la calle a las diez de la noche y por primera vez en la vida te preguntas si acaso debes alejarte y ser tú de esos amigos que se restan ¿Es eso correcto? Quizás debamos rendirnos a los cambios, restarnos cuando ya no podemos dar más o cuando no nos quieran recibir con el mismo corazón abierto con el que nos entregamos.

G.


Ilustración de
Paula Bonet




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